Felicidad de los cristales mudos
en el aliento calado de tu boca
al cruce de los dedos que convoca
tus caricias con símbolos desnudos.
No pasa nada; toda permaneces
como la luna en mis paisajes
o la estrella del norte en mis pérdidas.
Fragilidad de los eternos nudos
de mi memoria callada cuando te evoca
presentes y pasados, cuando aboca
las palabras y las reduce en sus embudos
Intacta ante mi roce tantas veces,
inmóvil como rastro de los viajes
eterna mi musa misteriosa.
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