lunes, 30 de marzo de 2009

Simpleza


Si en la vida realmente hubiera simplicidad no tendríamos que soportar su simpleza...

El Instante, el Triste Instante.


Por momentos dejo de preocuparme. Consigo recordar que no hay pasado ni futuro sino simplemente el instante. ¿Qué más necesito?, ¿qué más tengo?, ¿acaso puedo considerarme dueño de mi futuro? No, tan sólo soy dueño de mi pasado. En el presente soy víctima de las circunstancias, no soy más que un espectador de mí mismo y de mis caprichos. El instante es tan corto que sobrepasa a la razón. O, como diría Kundera, “Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como Jesucristo a la cruz. La imagen es terrible. En el mundo del eterno retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad. Ese es el motivo por el cual Nietzsche llamó a la idea del eterno retorno la carga más pesada. Pero si el eterno retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad”. No hay razón sobre la libertad. La razón se dio una sola vez, ahora sólo queda seguir eligiendo como ángeles por la eternidad a partir de nuestro primer acto libre.