viernes, 17 de enero de 2014




La vida es eso que mata.



La vida es eso que vivo, la vida es eso que mata,
Herida de nacimiento que permanece hecha llaga.
Humanidad atrofiada, la esencia de un alma desalmada.
Enfermedad sin terapia, dolor sin tregua ni pausa.

La vida es un sarcasmo, el andar de un anciano mutilado,
El llanto en el desengaño, un sueño que ha sido incinerado,
El blasfemar de un santo, vagabundeo del perro sin amo,
La yunta oprimiendo al toro que ha sido castrado.

La vida es un suplicio, una ausencia renunciando al olvido,
La maleta de un viajero carente de destino,
Una curva en el camino, un poema jamás escrito,
Un amor mal correspondido, un avinagrado vino.

La vida es mala simiente, un regalo que en castigo se convierte,
La cruel broma de un dios sádico y displicente,
El fruto, antes jugoso, que ahora yace podrido e inerte,
La falsa sonrisa de quien mal te quiere, la creación de un demente.

La vida es un maleficio, un rostro inexpresivo,
Una senda de virtud y vicio, un hijo ofrecido en sacrificio,
La religión de un pueblo oprimido, un culto adormecido,
Princesa de un cuento cuyo padre es ladrón y su príncipe adicto.

La vida es una farsa, un libro que entre páginas se desangra,
Una historia como tantas, una tragedia anunciada,
Quemadura supurando desesperanza, una caricatura encarnada,
El recuerdo de una estatua recién derribada.

La vida es un simple engaño, alarido de quien ha sido degollado,
La penosa lujuria del anciano, un jardín con flores de asfalto,
El primogénito asesinado, un grito jamás escuchado,
El canto de un ruiseñor desmembrado, una virgen que al burdel se ha fugado.