miércoles, 27 de junio de 2012

Believe.




Look into your heart and tell me what you see.
Am I still on your mind?; are you thinking of me?
Do you wake in the night and let out a sigh?
Do you whisper my name and wonder why?;
I can't be there with you tonight,
With you in my arms, holding you tight

Do you believe in the miracle of Love?
Do you believe in you?
Do you believe in my love?
Do you believe it could happen to you?

Take me in your arms, don't ever leave
With you in my arms, I'll sure believe
I believe in Love, always and forever.
I dream about us, you and me together.
I can't believe love is pain,
You have everything to lose and nothing to gain.
Tell me you believe and look into my eyes
Do you believe… I'm not like the other guys.

Do you believe in the miracle of Love?
Do you believe in you?
Do you believe in my love?
Do you believe it could happen to you?

Hold on tight, for I've given you my heart;
Heart and soul from the very start.
For your Love, I'll wait forever
With all my heart, I dream about us together.
Tell me you believe love is bliss,
That you can believe in the magic of a kiss.
Answer me one question, now, I’m here…
Tell me, Do You Believe?

domingo, 24 de junio de 2012

Moon and I.




I heavily stand in front of you
Discussing words,
Conform-

With a cursed face,
Mechanically,
I drone on and on,
Tenderness.

Meanwhile,
My eyes clandestinely traverse your pale
Divine body,
Slowly undressing it,
Desire.

My tongue flicks out shyly,
Devilishly.
Licking your smooth sensual skin,
Tasting your salty sweat.
Pleasure.

My eager hands fly to your sides,
Tremulously anxiously probing your fleshy juicy
Private parts.
Passion.

My teeth turn into ravenous ferocious
Fangs!
Awesome,
Carnivorous,
keen.

Deliriously hungrily,
I bite into your throbbing, 
moaning groaning tantalizing furry crotch.
Storm.

As my heart sings sonorously
In a joyful rhapsody!
Sex and love.

domingo, 17 de junio de 2012

Lobo.




Lobo, el melancólico fanático de siempre,  deseoso de cubrir de amor, de ternura y de caricias a su diva, de cumplir todos y cada uno de sus caprichos de estrella. Siempre mendigando una caricia, un beso o una sonrisa. Lobo, siempre tierno, divertido o hasta perverso, según lo requiera su amada. Lobo, quien sólo encuentra la felicidad al lado de la metalera. Lobo, quien se desgarra día a día el alma pensando en su desamor.

 Lobo, el otrora orgulloso e irreverente. El dios del flirteo y de las charlas de café. La indomable fiera que ahora se arrastra como un perro a los pies de su ama, rogando a cada minuto que se convierta en la eternidad. Ese lobo orgullo que  jamás soportó una humillación ahora yace eternamente humillado, levantándose de su mar de fango sólo para responder al llamado de su amada.

¿Quién ama al lobo? ¿Acaso importa? Nadie lo sabe, nadie le ama. Es como un sueño, una fantasía, nada más. Todas lo desean, nada más. Todas quieren llevarlo a la cama pero nadie lo desea en su casa. Lobo, el enigmático seductor que siempre ha sabido conquistar sin lograr mantener nunca la plaza. Pobre lobo, siempre rendido a los pies de quien no lo ama, como un simple juguete a la espera de que su ama desee jugar, nada más.
Cuanta lástima me da el lobo, siempre en lo más alto y siempre en lo más bajo. Siempre requerido y siempre desdeñado. Tal parece que su destino es participar en la última orgía de la metalera para pasar a ser un aborto más de la caprichosa diva. Siempre pendiendo de un hilo su razón de ser, siempre abandonado al capricho, privada de su libertad por la dueña de su corazón.

Cuanta lástima me da el lobo, cuántas veces ha deseado morir y cuantas ganas me dan de ayudarlo, ahora mismo pondría el arma entre sus manos Al menos así su vida tendría sentido, sería su último sacrificio, su último gran acto de fe a su adorada metalera a quien ama incondicionalmente, a quien siempre será fiel. Quizás ese es el único sentido de su vida vacía de contenido, sumida siempre en el cinismo y la ironía. Porque su alma sólo pertenece a la metalera.

domingo, 10 de junio de 2012

Pobre Lobo



Pobre lobo, sus párpados pegados al insomnio. Lobo, quien no puede cerrar ojo pensando en su idolatrada metalera, en su piel de cuero y porcelana, en el placer y el dolor de sus caricias. Lobo, quien muere por un rechazo, quien resucita con una sonrisa.

Sueña despierto, sueña con sus cuerpos desnudos fundidos en un abrazo eterno mientras sus lenguas juguetean en un combate eterno narrado tan sólo por sus gemidos y susurros. Fantasea y mientras, las piernas de ambos desaparecen para convertirse en hiedras que se enredan tan tensas como el metal, tan suaves como una pluma, cubiertas por el pelaje de la lujuria y blancas como la pureza del amor.

Pobre lobo, consigue cerrar los ojos para escuchar un “Te deseo” entre sueños, bellas palabras que quizás jamás oirá, que quizás jamás merezca. Vuelve a despertar lleno de dicha y extasiado por el placer de aquellas palabras en la siempre sensual y dulce voz de la metalera. Lobo, quien se yergue en deseo, quien se deshace en ternura.

Se incorpora cubierto de sudor frío para volver a la realidad donde no es amado, donde está solo en su cama rodeada simplemente de pósteres, discos y recuerdos. No para de caminar medio dormido por su habitación con los puños contraídos por la desesperación. Finalmente se sienta en el suelo agotado. Siempre negado al deseo de regalarle esas caricias de experta prostituta, siempre será un cachorro entre sus brazos.

Pobre lobo, explora su cuerpo sediento de deseo, muerde sus falanges sumido en la angustia de su desamor. Imagina la miel de sus besos, recuerda la hiel de sus desprecios y se atormenta a sí mismo mientras, entre fantasías, la fricción de sus cuerpos los lleva al clímax empapando sus muslos de placer. Lobo, quien siempre la ama, quien a veces la odia.

Muta, se transforma según los deseos de su ama. Se ha convertido en un horrible pulpo penetrando cada hueco, succionando cada poro con sus interminables tentáculos. Es el más fuerte y el más débil, sólo en su diva encuentra las fuerzas y sólo en ella su Talón de Aquiles. Yo la observo desde mi indeferencia, en ocasiones le lanzo una sonrisa llena de ironía. Quizás la metalera lo desea, quizás es una adicta de su compañía y no se da cuenta, quizás nunca lo haga o, acaso, lo haga cuando yo finalmente, en un arranque de compasión, le de a lobo esa jeringa, esa sobredosis letal que la transporte a ese último viaje en el que ambas yacerán juntas para siempre, siempre amigas, siempre amantes.

Pobre lobo, está desesperada siente lástima por ella misma, se odia, se ama. Su amada diva en ocasiones la desea, en ocasiones la desprecia y en otras la ama. Pobre par de diosas de marmóreas, ambas sedientas de pasión, placer y sabiduría. No puedo evitar imaginármelas desde la paz de mi estudio. Qué bien se encontrarían ambos siempre unidos gozando de sus más ocultos vicios, de sus más inocentes placeres. Cuan bien se encontrarían juntas, dedicadas al arte, a la sabiduría y a la lujuria. Cuántas risas, lobo no dejaría de ser su tierno bufón, su eterna esclava. Me río entre dientes y sigo observando.

Siempre libres, siempre caprichosos. Ella siendo diosa entre las diosas y lobo su dios esclavo. Siempre juntas, de la mano hasta la eternidad, haciendo de su doble vida una sola, tan sólo la metalera y su esclavo, tan sólo dos animalitos salvajes sueltos por este mundo de hormigón.

domingo, 3 de junio de 2012

Metalera.




Tú, pegas sus párpados al insomnio;
Piel de cuero y porcelana;
Espinas de líquido metal;
Placer y dolor en cada caricia.
Eres ese espejo, realidad de apariencias;
Pureza y tentación.
Te sueñan con los ojos abiertos,
Te leo con los ojos cerrados;
Se pierden en tu mirada de cruel dulzura,
Me encuentro en la paz de tu aguerrida mirada;
Se enamoran en tus coqueteos,
Me oído en tu sonrisa;
Te imaginan en tus verdades,
Me salvo en tus mentiras.
Eres poesía maldita de soneto angelical,
Eres metalera.