martes, 18 de marzo de 2014

Ansiedad




 

Tu alma se ha envuelto en gélido fuego, no la logro tocar
En tu rostro unos ojos extraños se abren, parecen flotar.
Tu piel ya no es fresca, desde la distancia, me quiere quemar
la música habla otro idioma, helada melodía capaz de intimidar.
 
Mi ánimo pasea lejos de mí, el suyo es un viaje largo.
He sacado mis ideas a buscar un viento que nos saque del letargo,
mientras cuento horas que no dicen nada, que callan lo que valgo.
Pasan sin más, se tropiezan en un llano, se revuelcan en fango.

Mis dedos no responden al sonido, mi estómago no se puede relajar.
No estoy inspirado, tu ropa ya no cae y tu sonrisa no se quiere elevar.
Tú código es secreto, no lo puedo comprender. Sólo puedo adivinar
lo que dice tu mirada, oscuros fanales que me incitan a pecar.

Busco un rincón en ti, ese punto lejano y difícil de descubrir,
me invento mil y un cuentos que logren hacerte sonreír,
busco aquel poema que a mis caricias te haga sucumbir. 
Ese algo que entre suspiros y jadeos te haga ir y venir.

Mis intentos inútiles, mi cuerpo no responde a la orden de tocar,
Cambia mi ritmo, es otro nuevo, un ánimo imposible de sosegar,
La ansiedad me aprieta, me recuerda que te quiero abrazar,
Me prohíbe esperar, me mantiene despierto, sólo capaz de esperar.





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