Y en su momento la lluvia se reunirá con el lodo porque en este mundo de cambio nada es para siempre. Y cuando lluvia y lodo formen el adobe de su casa, el viento jugará con su larga melena. La lluvia le dibujará un arcoíris mientras el lodo besa su planta, pero sólo el viento alzará su falda.
Cuando el viento la envuelva en su etéreo cobijo ella recordará su niñez, cuando jugaba en el lodo, cuando bailaba bajo la lluvia. Y ella reirá de buena gana cuando el viento arrastre consigo a la nube, esa nube que de pequeña la celaba, esa nube a quien pertenecía la lluvia, esa lluvia que salpicaba en el lodo.
Y en su momento vendrá el bosque y amenazará con privarla del viento. Y sus pecas se volverán sal, su cabello caerá, ya sin alguien quien juegue con él. Lágrimas y cabellos despertarán al lodo quien volverá a adorarla, y besará sus plantas mientras el fuego arrasa con el bosque.
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