miércoles, 1 de abril de 2009

Nuestra Niña Caprichosa.



En ocasiones me veo tentado a pensar que la razón no es más que un juguete de nuestra voluntad. Es ésta la que la manipula cual niña caprichosa a su muñeca de trapo. Sí, si nuestra pequeña y caprichosa niña pide algo, inmediatamente su muñeca lo hace, aunque sea tan sólo ilusoriamente. Por ello Verne llegó a la Luna mucho antes que Armstrong. Por esto mismo, no debemos dejar nuestros deseos y caprichos a un lado sino, por el contrario, debemos poner a nuestra razón al servicio de nuestro querer, algo me hace pensar que para esto nos ha sido dada la inteligencia.


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